QUE SOMOS COMO ASOCIACION



ASSOCIACIÓ DE DONES INTERVINGUDES DE MAMA.
Fundada en 1995,por un grupo de mujeres valientes que hicieron posible que siguiera adelante,PILAR VICENTE,MARIA JESUS ANAYA,SILVIA SOLE entre otras,actualmente su presidenta es DIGNA DE TORRES
Somos una Asociación formada por mujeres,que hemos padecido un cáncer de mama y nos constituimos como entidad para contribuir a ayudar a otras mujeres que se encuentran en esta situación.Conscientes que hay experiencias que nada mas se pueden compartir con quien ya las han vivido,nuestra voluntad és la de aportar un punto de información y ofrecer soporte y rehabilitación a las afectadas.Los objetivos de ADIMA se centran en ayudar a las mujeres afectadas y a sus familiares mas directo,a superar problemas cotidianos para mejorar su calidad de vida.Dejando a parte el campo estrictamente médico,queremos potenciar otras actividades lúdicas,culturales y sociales.


viernes, 25 de noviembre de 2011

Contra la violencia de genero

Esta imagen pertenece a Internet

Hace poco me enteré de que una querida amiga de la asociación, ADIMA, padecía de este mal tan extendido en todo el mundo violencia de genero. Por cercana no podía pensarlo, quizá me tenia que haber dado cuenta, por la prepotencia de ese hombre al aconsejar a su sufrida esposa que tenia que seguir a pesar de sus achaques con la vida normal (trabajo fuera de casa, trabajo en casa.....)
Me extrañaba verla depresiva, ahora lo entiendo todo.
Porque no se ha marchado?????? no es tan fácil como nos hacen ver.
Hoy quiero acordarme de todas las mujeres que además de padecer enfermedades no tienen el apoyo de sus compañeros.
En Internet he encontrado una poesía que me ha gustado.

La mirada insolente
es una forma aguda como un clavo en la tierra,
contiene una porción horrible de sí misma
y apenas imagina
la depauperada humillación de estar
como si no,
del cuerpo que se arruga
y se encoge en su nudo primerizo
volviéndose ceniza, haciéndose invisible
materia degradada por el odio,
la paja que se prende con blandura.
La mirada insolente
acompaña a la mano, a la pierna insolentes
para apresar el cuerpo con el garfio del miedo,
con cuerdas y cordeles y sogas y correas
de miedo, y aún más miedo
porque ella está tan sola y ya vencida,
herida de la queja y azotada
con el tizón de espanto que lleva el que es su ángel
del mal o de la ira.
La mirada insolente
hace temblar los márgenes del cuerpo
y en su lenta combustión como de encina
la tinta de las venas escribe ese clavario
cuando era profanado el templo de la carne
y en el aire se anotan garabatos, graffitis
con la voz enfangada y sucia de ese grito
que calcina los labios, las cuerdas de la boca,
"porque yo no sabía hablar
porque yo era analfabeta
porque yo era un bulto
porque yo no valía un duro"

ADIMA

ADIMA